José Luis Pareja, presidente de Lares: «Cuidar, cuidar bien, cuesta dinero y quien no vea esto tiene un problema de visión»

 
Fuente: dependencia.info

LA UNIVERSIDAD DE GRANADA ACOGE DEL 16 AL 18 DE OCTUBRE EL XVII CONGRESO LARES

José Luis Pareja, presidente de Lares: «Cuidar, cuidar bien, cuesta dinero y quien no vea esto tiene un problema de visión»

José Luis Pareja, presidente de Lares.

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José Luis Pareja, presidente de Lares. (Foto: Lares)
 
 
El responsable de la patronal del Tercer Sector recuerda que el cuarto pilar del Estado de Bienestar precisa de muchísimos más recursos económicos para poder cuidar a todas las personas en las mismas circunstancias y condiciones.

Del 16 al 18 de octubre, Lares celebra en la Universidad de Granada su XVII Congreso bajo el lema ‘El Cuidado en Centros de Mayores: Ética y Humanización’, donde expertos y profesionales del sector de los cuidados a las personas mayores debatirán sobre los cambios normativos en los cuidados de larga duración, la ética en el cuidado residencial, la salud mental, los derechos de las personas mayores y la experiencia de vivir en una residencia.Además de contar con reconocidos ponentes como Josep de Martí, fundador de Inforesidencias.com; Pilar Rodríguez, presidenta de Fundación Pilares; o José Augusto García, presidente de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), los congresistas podrán asistir a distintos talleres prácticos sobre edadismo, contenciones o los derechos de las personas mayores y a espacios de intercambio de experiencias y conocimiento entre entidades y profesionales del sector de los cuidados.

Pero para obtener una visión amplia del enfoque y los desafíos que enfrenta el sector de los cuidados de larga duración, con énfasis en la ética y la humanización, en este congreso, le preguntamos a José Luis Pareja, presidente de Lares, que destaca que «en la atención y cuidado a nuestros residentes siempre podemos hacerlo mejor», pero recuerda que «cuidar, cuidar bien, cuesta dinero y quien no vea esto tiene un problema de visión»

Pero el presidente de Lares nos explica muchas más cosas sobre su XVII Congreso y la actualidad del sector:

– ¿Cuál es el objetivo principal de este XVII Congreso Lares? ¿Qué se espera lograr en cuanto a la reflexión sobre el cuidado de larga duración en este contexto?

El objetivo principal de este Congreso es reflexionar desde una perspectiva crítica y práctica sobre el estado actual en el que se encuentran los centros residenciales, ya a nivel «micro» (desde cada centro) como a nivel “macro” (posicionamiento global a nivel estatal). Y estas dos realidades, con relación a cómo se cuida en las residencias y cómo “soldar” esos cuidados con las nuevas tecnologías, la ausencia de recursos, las listas de espera….. contando con todos los agentes implicados: personas mayores -por supuesto- familias y trabajadores, pero sin olvidar el necesario y riguroso componente y potencial científico que nos brinda en este caso la Universidad de Granada.

– ¿Por qué eligieron la ética y la humanización como tema del Congreso? ¿Qué relevancia tiene en el escenario actual de los cuidados de larga duración?

No es algo nuevo para LARES a lo largo de su trayectoria esta reflexión que continuamente revisamos. Ahora bien, como muy bien indica en su pregunta, el escenario actual en el que nos encontramos tras una crisis de Covid, que nos dejó fatal e injustamente marcados como negligentes en los cuidados por desconocimiento tanto del poder político, como sanitario, como de los medios de comunicación, por la proliferación y desarrollo de nuevas tecnologías y por desarrollos e iniciativas normativas recientes, todo eso en conjunto requiere que analicemos si el fondo y la forma de nuestros cuidados son los mejores posibles o podemos mejóralos en base al escenario descrito.

Estoy convencido de que en la atención y cuidado a nuestros residentes siempre podemos hacerlo mejor.

¿A qué retos se enfrentan hoy los centros de cuidados a personas mayores en relación con la humanización de los cuidados? ¿Cómo se abordan desde una perspectiva ética?

⁠Los retos son los descritos anteriormente añadiéndole las consecuencias, que son la existencia de unos salarios bajos, ausencia de personas para llevar a cabo esos cuidados, en parte por el descrédito de trabajar en una ocupación que requiere tanta entrega y vocación. Con esas mimbres, hay que revisar si la forma o formas en las que cuidamos son mejorables y conciliables con las mismas.

No tener suficiente personal redunda en la forma en la que cuidamos. No tener salarios competitivos conlleva desmotivación y continuas variaciones en las plantillas que, de nuevo, repercuten en la atención individualizada que requieren nuestros residentes, en donde el gerocultor, por ejemplo, lo es con su nombre concreto e intransferible…. y claro, pensar que la tecnología nos viene a solventar ese problema conlleva una reflexión ética imprescindible. Claro que es necesaria, sin duda, pero a tiempo presente no es sustituible la mirada, el cariño, la caricia persona a persona.

– Por contraposición a la humanización, ¿cuáles son las principales innovaciones tecnológicas en el cuidado de larga duración que se discutirán en el congreso? ¿Qué enfoques emergentes están mejorando la atención?

⁠No entiendo que haya que establecer una contraposición entre innovación y humanización. Más bien tenemos que establecer cómo podemos humanizar nuestros cuidados con su utilización. Y eso es posible y es una realidad. Por ejemplo, los sistemas de sensores de presión nos avisan cuando la persona se levanta evitando el uso de sujeciones que son de todo menos humanizadoras.

Hay innovaciones de estas características que nos acercan más a la humanización porque evitan restricciones a la libertad y dignidad de las personas y permiten tener un conocimiento del estado y situación del residente en tiempo real. Ahora bien, hay que valorar cómo, cuándo y por qué se utilizan.

¿Cómo se puede garantizar un equilibrio entre la eficiencia económica de los centros y la calidad humana en los cuidados?

Pues indudablemente con más recursos traducibles al final en dinero. Así de simple. Cuidar, cuidar bien, cuesta dinero y quien no vea esto tiene un problema de visión. En este país hemos creído que teniendo a los residentes sentados en un salón evitando que huelan a “pipí” era suficiente para entender que estaban bien cuidados…… y todo eso es prehistoria.

En este país, el cuarto pilar del Estado de Bienestar precisa de muchísimos más recursos económicos para poder cuidar a todas las personas en las mismas circunstancias y condiciones, sean de donde sean o vivan donde vivan. Pensar que el voluntarismo es suficiente es un insulto a los profesionales que se dedican a cuidar desde su vocación pero también desde su ejercicio profesional.

El Estado tiene que garantizar que todas las personas mayores tengan los mismos recursos a su disposición y más aún si no tienen medios para poder acceder a ellos. En LARES contamos con plazas solidarias que son aquellas a las que tienen acceso las personas o familias que no pueden esperar a que la administración les resuelva su expediente o que no tienen recursos económicos para acceder a una plaza privada.

Hay muchos tipos de residencias, es evidente, pero garantizar la misma atención y cuidados en ellas es imprescindible. Por eso desde LARES pedimos, rogamos, exigimos, suplicamos la firma de un Pacto Nacional por las Personas Dependientes para preservar y garantizar esos derechos más allá de las visiones cortoplacistas de los políticos o los egos institucionales que tan poco bien hacen a la sociedad.

– ¿Qué ejemplos de buenas prácticas podrían compartirse?

Como ejemplos de buenas prácticas nos encontramos muchísimas que abarcan desde la forma de ser y estar ante una persona con una demencia avanzada hasta la organización personalizada de sus cuidados desde que se levanta hasta que se acuesta pasando por su entorno más próximo. Sí quiero señalar en esa buenas prácticas la importancia y la complicidad imprescindible de las Familias.

– ¿Cómo se integra la perspectiva de los propios mayores y sus familias en la planificación y prestación de los cuidados? ¿Qué mecanismos existen para escuchar sus necesidades y preferencias?

Es desde hace años un requisito fundamental para esa labor. Las familias, cuando la persona mayor no tiene capacidad para tomar decisiones y sólo en ese caso, tiene un papel primordial al convertirse en el reflejo de lo que serían los deseos o prácticas cotidianas del residente sobre su cuidado en el sentido más amplio de la palabra.

Si la persona mayor tiene plena capacidad es la interlocutora directa y protagonista absoluta por encima incluso de su familia a la hora de establecer cómo desea o desearía ser cuidada en el caso de que fuera preciso. Incluso no teniendo esa plena capacidad es fundamental el conocimiento de su historia de vida para saber cuál o cuáles podrían ser los caminos para adaptarlos a lo que serían sus deseos.

Pero la familia a partir de estas casuísticas es el lazarillo fiel el acompañante de vida que nos indica cuál sería el camino que querría tomar la persona debido a su conocimiento, cariño y dedicación a lo largo de toda su vida.

– ¿Cómo está cambiando la legislación en torno a los cuidados de larga duración y qué implicaciones tiene para los centros de mayores? ¿Se analizará el nuevo modelo de cuidados que propone el gobierno basado en la desinstitucionalización?

La legislación está cambiando a partir del famoso Acuerdo Belarra, que, sin duda, marca una trayectoria interesante en la reconfiguración del modelo de cuidado en centros residenciales, tanto en lo concerniente a requisitos materiales como funcionales. Ahora bien, el marco de referencia de dicho acuerdo omite el cómo o con qué recursos económicos se cuentan para llevar a cabo esa trayectoria, en concreto para centros del tercer sector como es el caso de nuestros centros.

Ergo en función del territorio las confluencias y divergencias entre normativas y sobre todo a nivel presupuestario por parte de la administración pública condicionan y configuran lo que acaba siendo una desigualdad entre territorios manifiesta que abarca un arco de más de 40 € por día de diferencia entre Comunidades Autónomas

Sobre su segunda pregunta, el nuevo modelo de cuidados que propone el Gobierno se analizará efectivamente en el Congreso desde una visión critica que abarca las diferentes tendencias sobre dicha estrategia.

– ¿Podemos decir que la pandemia de COVID-19 ha cambiado los modelos de cuidado de larga duración? ¿Qué lecciones aprendidas se discutirán en relación a la gestión de futuras crisis?

La pandemia de COVID, más que cambiar los modelos de cuidados, lo que ha hecho es que se lleve a cabo una reflexión y revisión crítica sobre qué se hizo mal -y por supuesto muy bien- vs a lo que los políticos y medios de comunicación ovacionaron con rotundo reproche. La crisis del COVID puso de manifiesto que las residencias bajo ningún concepto son hospitales ni pueden serlo.

Sobre cómo se cuidó a las personas mayores con los recursos que la Administración facilitó o cómo reguló la forma en la que había que cuidar mediante sus famosos planes de contingencia nos sirven de referencia para saber cómo no hay que cuidar nunca ni tratar a personas tremendamente vulnerables, como lo eran y son las personas mayores en situación de dependencia y demencias muy avanzadas.

Si hablamos de una crisis como la que padecimos a nivel mundial con el COVID, es difícil pronosticar cómo sería y cómo nos podría afectar una crisis similar; ahora bien, una cosa sí que tenemos clara y es no llegar ni mínimamente a la vulneración de derechos de nuestros residentes a la que se llegó entonces.

– ¿Qué diferencia a los centros Lares de otros modelos de atención a mayores en cuanto a ética y humanización de los cuidados? ¿Cómo se refleja esto en la vida diaria de los residentes?

Es una pregunta difícil de contestar en el sentido de no querer en absoluto dar la imagen de que en nuestros centros los hacemos mejor que en el resto. Quiero creer, necesito creer, que todos las personas que nos dedicamos a esta maravillosa labor de cuidar lo hacemos porque creemos y queremos hacerlo por vocación y convencimiento.

Ese es nuestro camino: cuidar con la entrega y gratuidad que hace un voluntario pero con la máxima preparación técnica y profesional para llevar a cabo ese cuidado cuya destinataria es una persona vulnerable y frágil y, en concreto para nuestros centros, muchas de esas personas sin recursos económicos suficientes o con urgencias que no entienden de procedimientos administrativos o listas de espera.

El reflejo diario…. es visitar nuestros centros y comprobar si la atención y cuidado que en ellos llevamos a cabo son parecidos a los que nosotros mismos quisiéramos tener si llegará el momento.

– ¿Qué desafíos prevén los centros de mayores en los próximos años? ¿Cómo se preparan el envejecimiento de la población y el aumento de la esperanza de vida?

El principal desafío es garantizar que efectivamente va a ser posible llevar a cabo, ya en los centros residenciales ya en el ámbito domiciliario particular, los cuidados necesarios. Como ya he comentado hablamos de financiación. Simplemente. Actualmente este tema no lo tocan los políticos por su visión cortoplacista, de ahí que me repita en la tremenda importancia del Pacto Nacional por las Personas Dependientes.

Es una pregunta difícil de responder porque los cambios a nivel social y también científico y tecnológico van a marcar y mucho la forma de vida de las personas mayores y llegado el caso de ser cuidadas. Quizás en unos años hayamos vencido al Alzheimer…… en todo caso, nosotros estaremos entonces preparados para poder atender las necesidades de atención y cuidado que precisen las personas más vulnerables.

– ¿Qué importancia tienen iniciativas o alianzas entre el sector público y privado para mejorar los cuidados?

Fundamentales e imprescindibles y por extensión con el sector político a todos los niveles y el tejido patronal, sindical y social para…. ya sabe: Un gran Pacto Nacional por las Personas Dependientes.

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